Finlandia, la ruta de Alvar Aalto
El motor de mi viaje a Finlandia era conocer y habitar la obra de este arquitecto paradigmático del siglo XX. Mi periplo estaría acotado a unas diez obras entre toda la vastedad de la producción de Alvar Aalto. Cientos de obras proyectadas y materializadas. Dos ciudades a visitar: Jyvaskyla, la ciudad donde Aalto creció y creó su primer estudio; y Helsinki, donde vivió y trabajó hasta el final de sus días.
En mi formación de arquitecta, he estudiado extensamente a Aalto. Planos, fotos, dibujos, textos. La modernidad y la naturaleza. La austeridad. La libertad formal. La riqueza en el uso de la materialidad. Con todo eso llego a Finlandia, curiosa e informada. Pero allí, la experiencia es conmovedora. La percepción de pronto virgen, allí en contacto directo con esa cultura nórdica, esa geografía y ese clima.
Finlandia tiene un paisaje de bosques tupidos, con una tradición de industria maderera y forestación intensiva. Una latitud extrema con inviernos extensos y temperaturas bajo cero durante más de seis meses al año. Llego a Helsinki cuando comienza la primavera, aun los lagos congelados, aun los cielos cubiertos, aun el paisaje nevado. Percibo: la austeridad bellísima de lo nórdico, cómo ese clima hostil y esa geografía inciden en el diseño, y en la paleta material: el paisaje blanco, los espacios luminosos, despojados, el uso de la madera clara, la inclusión puntual del color.
En Helsinki me instalo en un loft en Kallio, el barrio bohemio. La economía de recursos allí es sinónimo de belleza: un ejemplo, el alumbrado público. Solo una luminaria sencilla suspendida en el centro de la calle desde un tensor tomado de los edificios de lado a lado. Y una cajita blanca transiluminada en cada puerta, con el número de la calle. Un mismo elemento oficia de cartel indicador, luminaria urbana e iluminación en la puerta de cada edificio. Belleza y síntesis en la utilización de los recursos.
A pocas cuadras de Kallio, sobre la avenida Sturenkatu, me topo por vez primera con un edificio de Aalto: la Kulttuuritalo – Casa de la Cultura- . Una enorme masa ladrillera curva conforma la sala de conciertos, y a su lado convive el volumen contiguo de oficinas materializado en chapa de cobre. El paso del tiempo y el óxido confieren una sutil belleza a esas chapas de cobre presentes aquí y en tantas otras obras del repertorio aaltiano. Especial atención a esos bellísimos ladrillos diseñados para este edificio, ladrillos conocidos como ´wedge-shaped´ , o ¨rodaja de pan brioche´ como yo los bauticé. Allí en el interior de la Kulttuuritalo, una cafetería equipada íntegramente con luminarias y mobiliario de diseño Alvar Aalto, me regala el placer del primer salmón con eneldo fresco de todo mi periplo. Rico el salmón en Finlandia. Cotidiano.
Kamppi. El barrio céntrico y glamoroso de Helsinki. El Boulevard Etelaesplanadi, donde están las tiendas características de diseño interior finés.: Marimekko, Iittala y Artek. Marcas de productos de diseño de autor, – Aino Aalto, Ilmari Topiovaara, Jorn Utzon, Alvar Aalto-, entre otros diseñadores exquisitos del siglo XX. Allí, el más alto diseño es austeridad y despojamiento, una estética que consume la sociedad toda, estética tan afin a este paisaje blanco y a esta latitud.
Marimekko con sus patterns de diseño atemporal: textiles con estampas de autor, motivos mundialmente reconocibles, una marca registrada. Iittala, originariamente dedicada solo a la producción de elementos de vidrio, otra vez el diseño del siglo XX, hoy ya clásicos del diseño moderno, vigente y actual.
Artek, fundada por cuatro idealistas en el año 1935, Alvar Aalto entre ellos, diseño y producción de mobiliario nórdico, el uso de la madera, el multilaminado, las formas orgánicas, la belleza de los objetos sin ornamentación reducidos a su esencia.
Y también en Kamppi dos citas gastronómicas y culturales en espacios diseñados por Alvar Aalto: El interior del Savoy Restaurant, piso séptimo y octavo de Etelaesplanadi 14. Reducto sofisticado de la ciudad, reservar, y destinar una noche de glamour a disfrutar con vistas bellísimas a Helsinki. Y en la mano opuesta del mismo boulevard, sobre Pohjoisesplanadi 39, la Academic Bookstore con su Aalto Café en el interior. Antes de entrar, un primer contacto con esa sutileza del detalle de la materialidad: los manijones escultóricos de bronce que aquí aparecen en línea vertical de tres repetidos en las cuatro puertas de acceso. Este mismo manijón diseñado por Aalto y utilizado por él sucesivas veces en diversos edificios, es uno de los caracteres emblemáticos del lenguaje material aaltiano. La librería y el Aalto Café, pausa cotidiana del trajín diario y refugio para el viajero cada tarde.
Munkkiniemi, a unos treinta minutos del centro de la ciudad, barrio residencial, de topografía levemente ondulada, donde Alvar Aalto residió en sus últimos años. Su casa en la calle Riihitie, y su estudio a pocas cuadras en la calle Tiilimaki. El estudio es hoy la Alvar Aalto Foundation, y se puede visitar cada día solo a las 11.30 a.m. Bien vale la visita y la puntualidad.
Llegar al barrio de Munkkiniemi en tranvía con la luz de la mañana, caminar esas cuadras entre pinos y abedules, y allí en el número 20 de la calle Tiilimaki, adentrarse en un universo fascinante e inspirador. Proyectado y construido en 1954, por un Alvar Aalto en su etapa de madurez, allí la percepción encuentra el acertado manejo interior de la luz natural, los espacios diáfanos, despojados y cálidos a la vez, y la libertad en el desarrollo formal. La planta del edificio concebida en su totalidad alrededor de un espacio vacío exterior: el anfiteatro natural del jardín. Anfiteatros naturales , un tema recurrente en Aalto, otra vez la geografía y el clima presentes desde la gestación del proyecto. Y también dentro de su estudio en el enorme espacio que funcionaba como su atelier personal, hoy puede verse la colección completa de mobiliario diseñada por él, desde el banco Stool 60, hasta las poltronas para el Hospital de Paimio, y ver colgadas – desde el altillo mirador interior- en ramillete las luminarias de su autoría. Ese mirador lúdico compuesto por una escalera al cielo con descanso intermedio, tenía por única finalidad poder testear los diseños de luminarias, poder observarlos en el espacio, tanto desde el nivel de suelo como desde un espacio superior, como luego funcionarían esas luminarias en los tantos edificios públicos proyectados por Aalto. Y contiguo al atelier, en la sala de trabajo de los arquitectos y dibujantes, -donde hoy trabajan aquellos que se acercan con un proyecto de investigación-, pueden verse al alcance de la mano, tocar, disfrutar, todo el alfabeto de piezas materiales que Aalto diseñó y desarrolló: los picaportes escultóricos de bronce, la pieza de cerámica longilínea, el ladrillo wedge-shaped, los listones curvados de madera pata del banco Stool 60 y de tantas otras piezas de mobiliario. Un espacio de completa actualidad, íntimo y universal.
Dejo Helsinki por dos días. Tomo el primer tren de la mañana a la ciudad de Jyvaskyla en Finlandia Central. Porqué ir hasta allí, a 300km al norte de Helsinki? Conocer el paisaje rural de Finlandia, enorme industria de la madera. Bosques por doquier. Hermoso. Solo tres horas de viaje en tren Helsinki Jyvaskyla, para percibir toda una cultura de producción y construcción en madera. Tierras forestadas con bosques frondosos, luego a continuación tierras recién forestadas con árboles jóvenes. Ver al costado de las vías, pilas enormes de troncos estibados cerca de las estaciones de los pueblos, y también ver pasar trenes de carga con un sinfín de vagones con troncos y más troncos. Arquitectura rural de pequeñas casas de madera y chapa, esparcida aquí y allí. Otra vez austeridad y belleza.
Percibo Jyvaskyla como una ciudad universitaria y cultural. Allí, además del Campus de la Universidad, se encuentran el Alvar Aalto Museum, el Museo de Finlandia Central y una cantidad de edificios públicos y privados, todos diseño de Aalto. Un placer recorrer los edificios de la Universidad, el anfiteatro natural exterior, una pausa entre bosques de pinos, brillante la relación entre edificio y paisaje, la materialidad de los asientos: el granito en bloque, atemporal, como una ruina moderna, incorporada al paisaje, los asientos de madera y hierro, y las lajas de granito que hacen las veces de explanada de acceso al edificio principal, y también sirven de escenario para espectáculos al aire libre.
Estando en Jyvaskyla, imprescindible hacer noche en la pequeña localidad de Saynatsalo, a tan solo 15km de distancia. Saynatsalo se sitúa en una islita sobre el lago Paijanne, cuyo Ayuntamiento es una de las obras más paradigmáticas de Aalto. Allí, dentro de este edificio, con vistas al patio interior, las habitaciones «Alvari» y «Elisa» reciben con calidez al huésped. Una experiencia monacal mi noche en la habitación Alvari en el Ayuntamiento de Saynatsalo. Cobijo. Refugio. Pausa para luego retomar el trajín al día siguiente, y desandar el camino vuelta a Helsinki.
Finlandia. Enorme unidad entre paisaje, geografía, sociedad, cultura y diseño.
Aquí tan atravesada por esta experiencia. Vine a Finlandia atraída por la arquitectura de Alvar Aalto, me voy con los ojos colmados. Los espacios de Aalto recuerdan una vez más que el buen diseño no tiene fecha de vencimiento, todas las necesidades humanas allí cubiertas: belleza, calidez, exquisita materialidad, funcionalidad, escala humana, iluminación natural, poesía en la libertad formal. La presencia de las formas curvas en los espacios, lúdico, orgánico, comprometido con un paisaje y una latitud. Todo disfrute en sus espacios. Belleza atemporal.
Arq. Paula Herrero – Nota publicada en Revista Barzon #28 – Junio 2017